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domingo, 5 de abril de 2015

Proyecto Integrado: textos para ir trabajando el comentario crítico

Aquí os pego los dos textos que vamos a comenzar a trabajar en clase. Estos los comentaremos entre todos, más adelante os colgaré los que tendréis que atacar por vuestra cuenta. Son los mismos que os entregué en papel, pero me temo que a alguno las vacaciones le habrán borrado de la memoria todo lo sucedido antes del Viernes de Dolores...

Textos argumentativos: el artículo de opinión

7000

         Que me los presenten. Que me presenten a esos 7.000 madrileños que abandonaron a sus perros el verano pasado para irse con toda tranquilidad de vacaciones. Que me presenten a esos 7.000 energúmenos capaces de dejar atrás, con impavidez espeluznante y una pachorra inmensa, los hocicos temblorosos y las miradas dolientes de sus animales.¿Cómo lo harán? ¿Apearán al perro en mitad de un campo solitario y huirán después a todo rugir de coche, con el pobre bicho galopando espantado detrás del guardabarros hasta que su aliento ya no dé para más? ¿O quizá lo llevarán a algún barrio lejano y escaparán aprovechando algún descuido, un amistoso encuentro con otros perros o un goloso olfatear de algún alcorque? No les importa que luego el animal, al descubrirse solo, repase una vez y otra, con zozobra creciente y morro en tierra, la borrosa huella de sus dueños, intentando encontrar inútilmente el rastro hacia el único mundo que conoce. Son 7.000 sólo en Madrid: el censo estatal de malas bestias puede aumentar bastante.

         Que me presenten a esos tipos que tuvieron el cuajo de tumbarse con la barriga al sol en una playa, plácidos y satisfechos tras haber condenado a sus perros, en el mejor de los casos, al exterminio en la. perrera, y, más probablemente, a una atroz y lenta agonía en cualquier cuneta, con el cuerpo roto tras. un atropello. O a servir de cobaya en un laboratorio, o a morir en las peleas de perros, espeluznantes carnicerías que, aunque ilegales, parecen estar en pleno auge como juegos de apuestas. Que me presenten a esos seres de conciencia de piedra. Quiero saber quiénes son, porque me asustan: si han cometido un acto tan miserable e inhumano, ¿cómo no esperar de ellos todo tipo de traiciones y barbaries? Probablemente pululan por la vida disfrazados de gente corriente: es una pena que las canalladas no dejen impresa una marca indeleble.
                                                                                     
                                                                                                      Rosa Montero, El País, 16/7/1990

Textos argumentativos: el editorial

Acabar con la confusión

         La exigencia de mayor control sobre la clase política y que se acabe con el puerto de Arrebatacapas de la corrupción ha llevado a acentuar el derecho a la transparencia y la limpieza en el uso de fondos públicos. En fase electoral toca a los partidos buscar cómo articular esa exigencia con la posibilidad de tener en las listas electorales a personas sometidas a una investigación judicial.

         Estamos ante una colisión de derechos, porque la presunción constitucional de inocencia —mientras no haya sentencia condenatoria— resulta incompatible con la exclusión de personas de la vida pública por simples sospechas. Sobre todo cuando la figura jurídica de la imputación es muy confusa. Legalmente se aplica tanto a la formalización de hechos punibles como a la convocatoria a declarar ante un juez asistido de abogado. En ese estadio no suele existir aún acusación alguna; por lo tanto, atribuirle la condición de preculpable puede considerarse un abuso en toda regla.

         El expresidente Felipe González ha abierto oportunamente ese debate. En su entrevista de este domingo en EL PAÍS sostuvo que echar a todos los imputados de las listas electorales es un error. En la vida pública se ha introducido la idea de una responsabilidad que alcanza al político desde los primeros indicios de conducta irregular o punible. Cada partido administrará eso como quiera, pero resulta muy discutible que la decisión de un juez instructor sobre la imputación de alguien baste para llevar a la muerte civil al afectado. Se pueden cometer muchas injusticias anticipando la condena de personas a las que nadie reparará el honor perdido si resultaran absueltas.

         A este respecto, es positivo que el Gobierno modifique la Ley de Enjuiciamiento Criminal para que el imputado sea un investigado en las primeras fases de la causa, y que pase a encausado solo cuando se hayan concretado hechos punibles contra él que merezcan juicio. La reforma ayudará a matizar entre situaciones muy diferentes.

         Decidir quién puede ser elegido da mucho poder a las direcciones de los partidos, dada la estructura de candidaturas cerradas y bloqueadas. Con frecuencia se usa ese poder para excluir al disidente y premiar al fiel. Eso representa en sí mismo un abuso, pero también lo es emplear confusas imputaciones judiciales como otra forma de excluir. Hay que romper esa ley de hierro y avanzar hacia un sistema de listas abiertas —como ha propuesto el secretario general del PSOE— que den más capacidad a los electores para decidir por sí mismos.


            La inquietud por la corrupción se ha incrustado de tal modo en el día a día que los partidos no saben cómo responder a sus consecuencias. Pero deben tener claro que las prácticas deshonestas en que han incurrido algunos no se lavan con sobreactuaciones de cara a la galería. Tampoco es admisible que sean los jueces quienes acaben decidiendo la composición de las listas electorales. Lo que hay que hacer es trabajar en serio para yugular los mecanismos de la corrupción, como esperan los ciudadanos que se haga tras los reiterados abusos cometidos en el pasado.                                                                
                                                                                                                           El País, 16 marzo 2015

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